Trinidad Piriz y Daniel Marabolí vienen creando un lenguaje y una propuesta performática desde el 2012. Juntos han dado vida a los montajes Helen Brown, Ithaca y Fin, los cuales tienen dos líneas claras y transversales: la generación de material a partir de una investigación y no de un texto dramático, y la utilización de la voz, el sonido y la música como canales comunicativos, construyendo así un sello característico.

Este jueves 16 de mayo estrenan CORO, una obra en la que continúan profundizando en su investigación escénica y en la que si bien parten de hechos autobiográficos, mezclan elementos de la ficción y la realidad, armando un espectáculo de "autoficción" cuyos límites se vuelven cada vez más difusos e irreconocibles.

Esta vez la historia se trata de una particular experiencia que vivió Piriz en Socorro, una ciudad ubicada en Nuevo México (Estados Unidos) a la que el año 2016 llegó Piriz acompañando a su pareja por cosas laborales. Socorro es un pueblo fronterizo muy particular, interesante para la astronomía y muy oscuro a consecuencia de esto mismo. También es un lugar repleto de adultos mayores en busca de climas más cálidos, con una mezcla variopinta de latinos y científicos que habitan sus calles. Esta localidad además alberga a uno de los pueblos originarios más grandes del país, los navajos, completando así su atípica demografía.

En ese contexto, la protagonista se sumerge entre sus habitantes y decide inscribirse en una de las triatlones de adultos mayores más importantes de Nuevo México, representando a esta "ciudad fantasma", como la describe. “Lo lindo es que la triatlón les permite correr sin importar que haya alguien joven. Lo que tiene que ocurrir para que seas categoría adulto mayor es que tengas en la suma total del equipo (tres personas) más de 185 años” explica Trinidad, quien siendo la más joven del grupo y la que tenía más posibilidades de aportar en este tipo de certamen, finalmente se pierde en el desierto y hace que el grupo no gane la competencia.

“Todo nuestro trabajo tiene que ver con salir del contexto habitual y entrar en una nueva realidad, salir del lugar cómodo. Llegué a esta idea porque la historia de uno va con uno, uno lleva fantasmas. El fantasmismo es gráfico en esta obra, es esas voces que uno trae siempre. Por otro lado llegué a esta historia gracias a las mujeres que yo me encuentro en ese lugar” comenta Trinidad.

Para el montaje de Coro Marabolí+Piriz toman como base esta historia, y deciden llevarla al escenario con una propuesta colectiva que integra a cinco personas en escena (Daniel Marabolí, Trinidad Piriz, Benjamín Villalobos, Diego Betancourt y Ximena Sánchez) y un escenario más descubierto, con toda la maquinaria teatral a la vista, algo diferente en relación a sus trabajos anteriores, en los que recorrían un camino más solitario y oscuro.

“Estamos más contemporáneos que nunca con nuestros equipos de sonido y lo particular es que todo sale desde la escena, la luz, el sonido. Jugamos a que se opere como en un concierto en el que la música y la luz vayan en conjunto y tengan una rítmica común, esta vez somos cinco y todos creamos, en el escenario todos somos performers” agrega la artista.

Coro juega con el humor en clave de stand up comedy o café concert, la música en vivo, fantasmas, trances sonoros y una historia casi surrealista, ingredientes suficientes para elevar a otro nivel el trabajo de la compañía.