23.8.2016 | None
Felipe Vera y Rocha: “Estar fuera de tu país, es ser nadie. Ése el sentimiento de la inmigración”
Durante una década, el dramaturgo Felipe Vera vivió en Madrid debido a sus estudios en Dirección Escénica y Dramaturgia. Esa experiencia, que lo tuvo alejado de su país de origen, su familia y amigos, lo hicieron experimentar el sentimiento de ser un inmigrante más en el mundo. Pero para su sorpresa, esto lo tuvo que vivir también en su retorno al país. “Al volver a Chile me encontré con que nuevamente era un inmigrante, y que estaba en una ciudad que no reconocía. En diez años Santiago cambió mucho, así que volví a sentir esta misma sensación de no pertenecer a ningún lugar”, explica.
Con este sentimiento en su interior, Felipe decidió crear una obra que hablase sobre la inmigración. Así nació Rocha, un texto que presenta a Román y Luchín, dos hermanos inmigrantes que, cansados de sentir la crudeza de la marginalidad del foráneo, deciden ir a un cerro en busca de una patria construida por ellos mismos para dar fin a sus vidas. “Ellos buscan tener un lugar propio en el mundo”, explica su autor sobre los personajes que no tienen una nacionalidad definida, sino que podrían ser colombianos en Chile, chilenos en Europa, árabes en Estados Unidos o sirios en Londres. “Para los griegos lo más importante era ser parte de la polis, entonces estos personajes tratan de emular esta situación, al querer formar parte de algo para sentirse importantes. Estar fuera de tu país, es ser nadie. Ése el sentimiento de la inmigración”.
Apoyado por el Fondo Nacional del Libro y la Lectura en 2015, en la línea de Creación en la modalidad de Trayectoria en Dramaturgia; Felipe continuó trabajando en su texto, el que finalmente compartió con Interdram, asociación de dramaturgos y creadores escénicos que busca apoyar instancias de generación de textos y puestas en escena. ¿La razón? “Vengo de una escuela que necesita o busca la participación de otros autores, e Interdram es una buena plataforma para conversar con otros creadores”, explica el propio escritor.
Desde entonces, el texto de Felipe pasó por una serie de etapas hasta finalmente llegar a un escenario: primero contó con la asesoría dramaturgística de otros integrantes de Interdram, posteriormente se dio paso a Proyecto 2D en el Centro Cultural Matucana 100, y el texto cayó en las manos de Ana López Montaner, directora teatral y dramaturga, además de fundadora y directora de la asociación. Luego se realizaron siete ensayos más uno abierto al público general, y por si fuera poco, la obra formó parte de una publicación que se lanzó el pasado 24 de junio en la librería McNally Jackson de Nueva York.
Hasta que finalmente, el pasado 19 de agosto se estrenó Rocha en el Teatro Camino, transformándose en el primer estreno del proyecto Interdram. “Yo creo que el trabajo del autor, en solitario, con su pluma, pensando y escuchando sus musas, es una bobada”, dice Felipe medio en broma, medio en serio. “El teatro necesita comunión, y si la hay entre autores, mejor aún. Esto es lo que hace Interdram y por lo menos a mí me acomoda mucho, porque busca este entorno cooperativo y horizontal, donde todos tienen su voz y pueden realizar sus propios proyectos”.
Cuéntanos un poco más sobre Román y Luchín, los hermanos protagonistas de Rocha. ¿Qué características tienen y qué buscabas representar a través de ellos?
Todo partió por crear una obra que hablase sobre la inmigración, pero tomándola como un referente global, ya que la migración es lo que nos crea como sociedad, como mundo.
Quise que los personajes fueran dos hermanos que tuvieran una característica y una especificidad propia. Por ejemplo, Román, que es el mayor (Daniel Antivilo), quería que fuese un personaje que tuviese la palabra de su lado, con una manera barroca de hablar y que desde ahí mismo tensionara la acción dramática. Por otro lado, que Luchín, el menor (Gastón Salgado), tuviese sólo la capacidad de comunicarse a través de su cuerpo.
Todo esto se definió en el texto, pero los actores y la dirección de Ana López Montaner, dotaron de muchas más acciones y mucho más trabajo a los personajes, de manera de equiparar el texto, la palabra, especialmente porque abarca varias referencias, tanto nacionales como internacionales que marcaron una diferencia en la historia: desde los Hawker Hunters que bombardearon La Moneda, marcando la diferencia entre Dictadura y Democracia; las cámaras que grabaron las bombas que cayeron en Palestina, marcaron la diferencia entre alegría y miedo; o cómo los Boeing 767 que se estrellaron en las Torres Gemelas, marcaron la diferencia entre la realidad y la ficción para el resto del mundo.
Pareciera que las historias de los hermanos están cargadas de pesimismo, especialmente por su final trágico
No sé si diría que el final es trágico. Lo que ellos hacen es un rito. La obra apela a la teatralidad más pura que puede tener el hombre, que es la creación de ritos, algo que en la sociedad actual se han perdido mucho. Apela a la creación de un rito para poder apropiarse de algo, para ser parte de algo. Nosotros, que vivimos en nuestra tierra, nos sentimos seguros, presentes, parte de. Pero estos personajes fueron exiliados y no pueden vivir tranquilos en el lugar que están por diferentes motivos; por eso su idea máxima es conseguir un espacio y poder sentirse propios en un lugar.
Rocha tendrá sus últimas funciones a las 21 horas del viernes 27, sábado 28, y a las 20 horas del domingo 29 de agosto en el Teatro Camino (Antupiren 9400, Comunidad Ecológica de Peñalolén, Santiago). Las entradas tienen un valor de $6.000 general, y $4.000 para estudiantes y adultos mayores. Más información en el teléfono +562 2292 0644