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Proyecto Trama lidera campaña por derechos laborales de los trabajadores de la cultura


Proyecto Trama lidera campaña por derechos laborales de los trabajadores de la cultura

“El Arte, Nuestro Trabajo” se llama la iniciativa a cargo de esta organización que busca mejorar las condiciones laborales y la sustentabilidad económica de los trabajadores del sector. Para lograrlo, elaboraron una serie de Códigos de Buenas Prácticas Profesionales que están en proceso de ser lanzados a la comunidad.

Por Karina Mondaca

En 2014, una convocatoria de la Unión Europea que ofrecía un fondo concursable a nivel internacional, reunió a un grupo de instituciones culturales chilenas. El grupo integrado por Matucana 100, Balmaceda Arte Joven, el Observatorio de Políticas Culturales (OPC)Santiago Innova, la Corporación de la Municipalidad de Santiago para el emprendimiento; y el Programa Santiago Creativo de CORFO; se unió en un Proyecto llamado Trama, una red de trabajadores de la cultura que nacía con el objetivo de busca mejorar las condiciones laborales y la sustentabilidad económica de los trabajadores de su sector.

Así se conformó un equipo de trabajo, que además de tener un directorio integrado por las organizaciones fundadoras –excepto Santiago Innova-, es liderado por Els Lauriks y Lorena Olavarría, ambas coordinadoras nacionales de Proyecto Trama, quienes cuentan con el apoyo de otras ocho coordinadoras situadas en las Regiones de Antofagasta, Valparaíso, Metropolitana y Maule. “Todos ellos se dedican a Trama y a su objetivo, haciendo actividades de capacitación, articulación y generación de contenidos, todo esto en cuatro ejes temáticos: pensar un mercado para las artes, formulación de políticas públicas, profesionalización, donde hacemos capacitaciones; y el fomento de los derechos”, explica Els.

Hasta fines del 2015, Proyecto Trama contaba con más de 5.500 registrados y más de 3.500 participantes activos (los que se pueden registrar en su sitio web), todos trabajadores culturales, como artistas, técnicos y gestores de las regiones ya mencionadas, y que pertenecen a alguna de cinco disciplinas artísticas: artes escénicas (teatro, circo, danza), artes visuales (pintura, escultura, fotografía, instalación, grabado, ilustración, video arte, performance), artes audiovisuales (cine, documental, televisión), música (clásica, popular y folclórica) y literatura (novela, poesía, ensayo y cuento).

“Este es nuestro tercer año y ya queremos ampliar el alcance de Trama”, confiesa Els sobre los próximos pasos a seguir. “Queremos hacer un trabajo de más impacto nacional y de más incidencia. Para eso reconocemos tres hitos: el lanzamiento de una campaña de derechos y todo lo que eso conlleva, luego en junio vamos a lanzar nuestras propuestas de políticas públicas, llamada Agenda Trama, el 17 de junio en la Cámara de diputados. Además, en la primera semana de agosto vamos a hacer un encuentro nacional de cooperativas en cultura. Es una nueva línea que hemos abierto este año, donde estamos buscando aliados y especialistas”, adelanta la profesional.

Derechos de los trabajadores de la cultura

Tal como decía Els, uno de los principales proyectos de este año tiene que ver con una campaña de derechos, llamada “El Arte, Nuestro Trabajo”, la que busca asegurar condiciones básicas, además de la dignidad y seguridad de los trabajadores de la cultura. Para ello, el primer paso fue elaborar un diagnóstico de la situación del sector cultural y sus trabajadores, el cual fue posible gracias al estudio “El Escenario del Trabajador Cultural en Chile”, realizado en 2014.

“El estudio llegó a confirmar el diagnóstico inicial: la gran precariedad profesional y laboral de los artistas”, explica la coordinadora nacional de Proyecto Trama. Y continúa: “Por ejemplo, el 28,7% de los artistas, técnicos o gestores, no espera recibir remuneración por su trabajo artístico. Eso es un dato importante, porque, ¿cómo no van a esperar remuneración? El inicio de una campaña de derechos es que la actividad profesional de un artista, debe tener remuneración. Debería ser un hecho lógico, ¿no?”.

Otros datos que lanzó el estudio es que el 37,2% de los trabajadores culturales no tiene previsión para la vejez ni salud; también que más de 70% de los trabajadores de la cultura acusa no tener conocimiento de sus derechos. “Eso nos llevó a hacer a crear los Códigos de Buenas Prácticas, porque el primer paso para generar un mayor respeto de los derechos, es que estos se conozcan. No estamos hablando de un ideal, estamos hablando de la legislación actual en materia de derechos laborales y autor, todas cosas que no se conocen y por ende no se respetan”, asegura Els Lauriks.

Gracias al trabajo de Proyecto Trama, se crearon cuatro Códigos de Buenas Prácticas, uno para cada disciplina. Ya se lanzó el de Literatura, Música, y Artes Escénicas, el cual fue desarrollado por tres asociaciones gremiales del sector.

“Para nosotros, primero es importante informar a los mismos artistas y técnicos sobre todo esto, y en segunda instancia, también a los empleadores y otra gente del sector. Sólo de esa forma los trabajadores podrán empoderarse y negociar mejores condiciones laborales o contractuales”, agregan desde Trama.

¿Cómo y quiénes elaboran los Códigos de Buenas Prácticas Profesionales? ¿Qué se busca con ellos?

Ha sido un trabajo largo, intenso y colaborativo a cargo del equipo de Trama, con una abogada que se ha dedicado a revisar los códigos. También toda la gente que ha estado en terreno, trabajando con artistas, técnicos y gestores de las cuatro regiones. Hicimos una consulta pública en noviembre y también un trabajo profundo y de colaboración con las organizaciones del sector que pudimos identificar, como gremios, sindicatos, agrupaciones, colectivos, trabajadores organizados. A todos los invitamos a todos a trabajar con nosotros, justamente por su sentido de realidad. Queríamos que los códigos pudieran dar una respuesta o que fueran una herramienta de prevención y trabajo para evitar problemas reales. Nos preguntamos ¿cuáles son los problemas laborales y contractuales reales de artistas y técnicos? Así podemos complementar mucho el trabajo inicial de los códigos.

La presentación de estos códigos se realizará en conjunto con diferentes organizaciones. ¿Con quiénes se reunirán? ¿Quiénes ya han hecho eco de la campaña?

Son los mismos que participaron: Plataforma de Artes Escénicas, Sindicato de Actores (SIDARTE), Asociación de Diseñadores, Técnicos y Realizadores Escénicos (ADTRES), Círculo de Narradores Orales de Chile CINOCH, Asociación de Dramaturgos y Creadores Escénicos (INTERDRAM), Asociación Nacional de Diseñadores Escénicos (DESCÉNICOS), Sociedad de Autores Nacionales de Teatro, Cine y Audiovisuales (ATN), Asociación de trabajadores de las Artes Escénicas para niños y jóvenes de Chile, Mesa de Compañías de Teatro de Valparaíso, Sindicato de Trabajadores Independientes de la Danza de la Región de Valparaíso, Asamblea de Titiriteros de Chile ATICH, y Asociación gremial de Nuevo Circo. Pero además se están sumando otras instituciones que nosotros no teníamos detectadas o que no tuvieron tiempo en su momento para hacerse parte. Eso también tiene que ver con la precariedad del sector, porque las personas están tan copadas tratando de ganarse la vida, que no tienen tiempo para hacer trabajo organizado. Pero la invitación está abierta a que cada vez sean más los que se sumen, para hacer un trabajo de más fuerte.

¿Qué cosas concretas crees que se pueden lograr con estos Códigos de Buenas Prácticas?

Yo creo y siento que ya hay un impacto, porque esta campaña y la visibilización de la temática ya están sobre la mesa. Por ejemplo, algo tan básico como decir que un artista no hace lo que hace por amor al arte, sino que lo hace para ganarse la vida, eso es lograr un impacto. También concientizar a los artistas. Hay muchos que no tenían idea cómo negociar un contrato. El otro día en el lanzamiento de Código de Buenas Prácticas en la Literatura, nos dimos cuenta que hay mucha información que no se conoce, y todo el mundo está ávido de tener esa información para que la próxima vez que tengan que negociar un contrato. No decir que no de una, sino que revisar las cláusulas. Hay cosas chicas y que no son difíciles de conversar, por eso tener la información ya es suficiente para tener mejoras considerables en el trabajo.

Este es un gran avance para los trabajadores de la cultura, pero ¿qué cosas aún están pendientes en el rubro de la cultura?

Creo que Proyecto Trama ha hecho un trabajo importante de articulación y empoderamiento, pero eso es incipiente y muy frágil, porque la situación inicial era muy precaria. Hace falta un trabajo a largo plazo muy articulado, y que depende de muchos factores a la vez. No es suficiente sólo hacer un trabajo de incidencia política, sólo hablar de derechos o sólo hacer capacitaciones a los artistas; sino que se requiere intervenir en muchos factores a la vez, y hacer un trabajo a largo plazo, mejorando también temas transversales como la educación. Es un trabajo de largo aliento y que hay que hacerlo de forma muy articulada entre el Estado, los trabajadores en sus organizaciones, que cada vez están tomando más fuerza, la academia y otros. Todos los actores del sector cultural debemos hacer un trabajo articulado y en conjunto para mejorar la situación laboral de los artistas y técnicos, con el fin mayor de mejorar y dinamizar el desarrollo cultural del país. En esa articulación de actores y procesos vemos un rol para Proyecto Trama. Queda mucho trabajo por delante. Seguimos con compromiso, pasión y esfuerzo.

Foto: Balmaceda Arte Joven
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