Carla Zúñiga lanza libro que recopila su dramaturgia con la compañía La Niña Horrible

El texto lleva por nombre “Trilogía de la fatalidad: dramaturgia para una tragedia contemporánea”, y reúne las obras Sentimientos, Historias de Amputación a la Hora del Té y En el Jardín de Rosas; todas pertenecientes a la compañía dirigida por Javier Casagna. El proyecto está a cargo de la editorial Chilenadedición y cuenta con prólogo de Juan Radrigán.

Por Karina Mondaca

“Era mi sueño sacar un libro y que más gente tuviera acceso a las cosas que una hace”, confiesa entre sonrisas Carla Zúñiga sobre la primera edición de “Trilogía de la fatalidad: dramaturgia para una tragedia contemporánea”, una publicación que reúne sus obras Sentimientos (2013), Historias de Amputación a la Hora del Té (2014) y En el Jardín de Rosas (2015); las que ha llevado a escena junto a su compañía La Niña Horrible.

Todo comenzó cuando el dramaturgo y director teatral Pierre Sauré, le comentó a Carla que estaba trabajando, junto a Lucía de la Maza, en Chilenadedición, un proyecto editorial que ya ha publicado cuatro obras de autores chilenos contemporáneos bajo el título de Colección Dramaturgia Nueva. El objetivo, explican en su sitio web, es “vincular la escritura dramática de jóvenes autores, o autores de recorridos independientes, con la actividad teatral y el público de teatro”.

“Obviamente yo me interesé, y nos pusimos a trabajar”, recuerda Carla. “Además de ser mi sueño, me parecía importante porque es algo queda grabado en el teatro. Lo que perpetúa, más que un video, son los textos”, agrega.

La elección de los textos que pasarían a un formato impreso no fue difícil para Carla: no podían ser otros que los que había puesto en escena con La Niña Horrible desde 2013. “Es mi compañía, mi proyecto. Entonces lo comenté a Javier Casagna, el director y mi compañero, que teníamos la posibilidad de publicar y que fueran estos tres textos. Coincidió que con las tres obras nos fue muy bien, y la gente siempre estaba inquieta preguntando dónde podían los textos, cómo se podía acceder a ellos, y ¡yo se los mandaba en un Word por mail!”, explica su autora entre risas.