1.9.2016 | None
Compañía La Laura Palmer cuestiona y reflexiona sobre la figura paterna en su último montaje
Compañía La Laura Palmer cuestiona y reflexiona sobre la figura paterna en su último montaje
Hija de Tigre, es la séptima y última obra de la compañía La Laura Palmer, que cuestiona la figura del padre en la sociedad actual y que se estrena el próximo ocho de septiembre en Teatro La Memoria. “Lo más importante es el quiebre de la familia”, indicó la directora Pilar Ronderos.
Por Diana Torres
Hijo de tigre es un dicho popular que significa que los hijos suelen imitar las conductas de los padres, o que muestran sus mismas aptitudes. Este refrán fue tomado por la compañía La Laura Palmer (Nosotros; Juan Cristóbal, casi al llegar a Zapadores; Los que vinieron antes) para presentar su último montaje, Hija de Tigre, que pone en cuestión la figura del padre en la sociedad contemporánea.
El montaje es la séptima obra de la compañía, pero es el primero que dirige Pilar Ronderos ya que anteriormente había asistido a Ítalo Gallardo en Límites y Los que vinieron antes, instancias en que también fue parte de la creación del guión. En esta oportunidad los roles están invertidos, y es Ítalo quien la ha ayudado en el proceso de creación.
La obra, que se presenta del ocho de septiembre en Teatro La Memoria, trata de la familia, de la figura del padre en una sociedad chilena a partir de tres relatos protagonizados por las actrices Carolina Díaz, Ebana Garín y Daniela Jofré. “Estas historias están marcadas por una fisura que hace que el curso de los hechos se modifique, desmoronándose esta idea de familia tradicional de la cultura occidental. Lo más importante es el quiebre de la familia”, aseguró la directora.
Son tres historias las que se presentan en la obra y que están cruzadas por una sola temática, la cual reflexiona sobre “cómo somos los chilenos cuando hablamos de la institución familiar y cuando pensando en que es el pilar de la sociedad”, comentó la directora.
“Estamos pensando en la familia como el primer refugio, el primer núcleo social en que uno crece y el cual te determina. Luego, este refugio nos provoca las primeras heridas, allí se incuban muchas cosas y uno comienza a cargar con un pasado familiar”, agregó.
Una de las cosas que más le llamaba la atención a la creadora antes de emprender este proyecto, fue que, al momento de estudiar la figura del guacho chileno, siempre se hace desde la masculinidad. “Hay historiadores que lo tocan desde el hijo, dejándolo en el centro de una sociedad que es patriarcal. Quería hablar desde lo femenino, y generar un discurso desde nuestra visión”, señaló.
Respecto de la puesta en escena, el grupo trabaja con muchas fotografías, registros de audio y audiovisual, pensando en que la fotografía es un vestigio por excelencia del paso del tiempo, según explicó la directora. “Nos interesan los vestigios del paso del tiempo, porque una vez que aparece la fotografía cambia completamente la concepción de recordar a alguien”, indicó. “Este mecanismo nos pareció interesante de ponerlo en evidencia”, agregó.
¿Bajo qué preceptos deciden que sean solo mujeres las que hablan del padre?
Es una versión femenina y no puedo dejar de referirme a eso cuando soy mujer. Es un tema que siempre estuvo en mi cabeza, siempre rondaron las preguntas en torno a la familia porque en mi caso ésta es disfuncional, como la gran mayoría. Crecí en un ambiente desmoronado de cierta forma, y quería hablar sobre esto. Justamente estas tres actrices son mis amigas y conocía sus historias, por eso las escogí a ellas.
¿Cómo fue el proceso de creación?
Primero las actrices recopilaron material y recurrieron a la memoria, en ese quehacer nos dimos cuenta que la figura que teníamos de nuestro padre tenía que ver con ser el proveedor, que el padre es quien da la ley, da la norma. Partimos abiertamente, desde conversaciones, buscamos entre cartas y fotografías y de a poco fuimos entrando en las biografías, luego fui escogiendo lo que me interesaba narrar, basándome en cómo conciben ellas la familia desde un inicio, cómo se presenta la fisura y qué pasa cuando se viene este vuelco, fue un proceso investigativo, de mirar con nuevos ojos la historia.
¿Qué ventajas te da el teatro documental y biográfico para abordar estas historias a diferencia de la ficción?
Lo que hacemos nosotros como compañía es trabajar la historia individual, que forma parte de una historia colectiva, o sea cada historia de ellas representa algo mayor como la sociedad. En un momento me cansé de la ficción porque me parece que la realidad genera mucho material. Lo que hace este tipo de teatro es acercar al espectador, porque hay un viaje que es más directo al trabajar con la propia biografía e historia, y que llegue ese momento de verla como una historia ajena, lejana y poder distanciarse de la propia historia para poder entender que es parte de un contexto social.
La Laura Palmer es un grupo multidisciplinario integrado por Italo Gallardo, Jorge Arecheta, Sebastián Pereira, Gonzalo Rodríguez y Pilar Ronderos; el cual se modifica de acuerdo a los proyectos.