19.1.2015 | None
Exposición Quino por Mafalda
“Con Quino, humorista de 22 años, recién llegado de Mendoza, revélase un nuevo dibujante argentino de penetrante ingenio en la línea lacónica impuesta por los maestros europeos que aquí tienen también sus destacados exponentes, como Landrú y Oski. Su nombre real es Joaquín Lavados, y estos son los primeros chistes que presenta, a la consideración del público de su patria. El lector juzgará”.
De esta forma es presentado el joven humorista gráfico Quino el 9 de noviembre de 1954, cuando publicó su primera tira cómica en el semanario bonaerense “Esto es”.
Aquellos viejos y amarillentos recortes del número 50 de “Esto es”, junto con las placas que se entregaban al periódico “Democracia” para la impresión por calcografía y el número 1 de la revista “Telecómicos”, ilustrada por Quino, son algunas de las piezas que se exhiben en la muestra Quino por Mafalda, que conmemora los 60 años de la primera publicación humorística de Quino y los 50 años de Mafalda.
La muestra itinerante estará en el Centro Cultural Gabriela Mistral hasta el 1 de febrero, y forma parte de las actividades del Festival Santiago a Mil.
La viñeta subversiva
Guillermo, sobrino de Quino y quien inspirara el personaje de Guille, fue quien condujo rampa abajo la silla de Quino para asistir a la exhibición, el pasado viernes 16 de enero. Era una pequeña comitiva de familiares quienes acudieron para recibir de manos de la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, la Orden del Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda. Quino, a pesar de su espantosa timidez, que confesara en más de una oportunidad, sonreía como un niño con el diploma entre sus manos.
Las palabras de Bachelet sintetizaron lo que todo fan de Mafalda siente. “Su obra nos ha enseñado, a través de la lucidez y la ironía sin concesiones de sus personajes a mirar a nuestro planeta a la cara y preguntarnos qué hacemos para que sea más sustentable y solidario”.
Pero también fue más lejos y, tal vez, opinando como lectora, lanzó: “Hay algo profundamente subversivo en la viñeta”.
Y es que los discursos de unos y otros venían empañado por los ataques ocurridos a la revista Charlie Hebdo, en París. Ahí Quino alzó la voz y dijo: “Lo que tenemos que hacer es no dejarnos intimidar con estos actos y seguir luchando por la libertad”.
“Quino, ¿por qué mató a Mafalda?”
La soledad fue la mejor amiga de Quino durante su niñez. Salía poco, no jugaba a la pelota y tampoco quería ir a la escuela. Lo que siempre quiso hacer era dibujar. Dibujos con globitos y textos. Los recuerdos más remotos que guarda en su memoria son con un lápiz en la mano.
Aquella vocación venía estimulada por el tío Joaquín Tejón, pintor y dibujante publicitario. Sin embargo, Quino nunca fue un talentoso del trazo. Dibujaba con dificultad y su experiencia en la Escuela de Bellas Artes le aportó poco. Sabía que lo suyo estaba en el humor y desde los catorce años nunca dejó de pensar chistes y llevarlos al papel.
Mafalda, su más notable creación, nació como sucedían las cosas en los sesenta. Fue contactado para hacer unas historietas que sirvieran de publicidad para la marca de electrodomésticos Siam di Tella. El título escogido fue “Mansfield” y la tira cómica ilustraba a una familia de clase media con hijos, que utilizaba cotidianamente estos artefactos. En la agencia los rechazaron y quedaron arrumados en un cajón juntando polvo, hasta que un amigo de Quino le pidió algo para la revista argentina Primera Plana.
El 29 de septiembre de 1964 apareció una niña de nombre Mafalda. “Ya que no tenía que elogiar las virtudes de ninguna aspiradora, a Mafalda la hice protestona, cascarrabias”, le comentaría Quino a Rodolfo Braceli en una entrevista en 1987. “Fue una revancha inmediata. Nunca pensé que iba a estar diez años dibujando a Mafalda”.
De sus avatares en un contradictorio mundo adulto, la relación con sus amigos, las preguntas y opiniones, trata esta muestra que habita las paredes de la Sala de Artes Visuales del GAM. La religión, la política, la familia, la ecología, son los tópicos que se van desplegando como un libro abierto. Los más de veintisiete mil visitantes que han asistido guardan expresiones similares: esa mueca cómplice, una sonrisita leve, y cuando toca alguna fibra especial, el celular es objeto útil para dejar registro. ¿Qué habría dicho Mafalda al respecto?
Nunca se sabrá. Después de diez años con el personaje en las páginas del semanario Siete Días Ilustrados, Quino comenzó a cansarse de las peroratas. “No reniego de sus conceptos. Lo que pasa es que ahora me parece algo declamatoria, muy sobreactuada”, le dijo a Braceli en la misma entrevista.
“Fueron diez años extenuantes, de alguna manera opresivos. Me levantaba a las ocho. A las nueve y cuarto me ponía a pensar la idea. Me daba tiempo hasta las cinco de la tarde. De las cinco de la tarde a las nueve de la noche hacía el dibujo. Así por semanas, por años”.
La imagen principal de la muestra lo grafica a la perfección. El asunto se transformó en Quino por Mafalda, con el rostro descolocado, algo cansado y buscando entre los pocos pelos una idea fresca. El 25 de junio de 1973 Quino dejó de publicar Mafalda.
Diez años de vida cumplió Mafalda. Los suficientes como para ser traducidos al inglés, portugués, chino, alemán, italiano, francés (algunas ediciones extranjeras bellísimas están en la muestra). Los suficientes para que miles de niños odien también la sopa y hagan de la vida un cuestionamiento perpetuo. Porque la raíz y éxito de Mafalda está en ese conflicto infantil: ¿por qué los adultos no practican las cosas que enseñan?
Y la pregunta de esos niños, ahora adultos, que leyeron a Mafalda será igual de difícil: “Quino, ¿por qué mataste a Mafalda?”.
Gracias por traerla al mundo
Además de la selección de tiras cómicas, la muestra contempla dos pantallas gigantes. En una se exhiben dibujos animados de la historieta y al frente una serie de entrevistas a Quino y a cercanos suyos, que dan profundidad a la vida y obra del artista. Y el centro de sala está acondicionado un espacio con cojines, lápices, hojas y la compañía de un monitor o monitora de Santiago a Mil para acompañar a niños y niñas en este pequeño universo en viñetas. Quienes quieran pueden tomar la ruta guiada que entrega más información.
Por último, muy decidor del sentimiento común que produce esta niña es el espacio donde libremente cada asistente puede agradecer y colgar una nota de saludo a Mafalda o a Quino, o a los dos. Me quedo con un dibujo sencillo que dice: “Gracias por traerla al mundo”.
Exposición Quino por Mafalda
Lugar: Sala de Artes Visuales, Centro GAM. Av. Libertador Bernardo O’Higgins 227. Stgo.
Fechas: 3 de enero al 1 de febrero, 2015
Horario: Martes a Sábado, 10 a 21 horas. Domingo de 11 a 21 horas. Lunes cerrado.