26.9.2016 | None
Sidi Larbi Cherkaoui vuelve a Chile con Sutra, montaje protagonizado por monjes Shaolin
Desde que somos niños aprendemos que una de las culturas más milenarias por excelencia es la China. De allí provienen los monjes Shaolin, reconocidos por mantener una cultura ancestral basada en las prácticas del budismo y por su adestramiento en las artes marciales como el Kung Fu, el Wu Shu o el Qi Gong, que se combinan bajo un perfecto equilibrio y armonía entre lo mental y espiritual.
Estos monjes viven en el templo más antiguo de China, construido en el año 495 D.C. y que se ubica actualmente en el Parque Nacional de Shongshany. Su importancia es tal, que son considerados patrimonio cultural de China. Estos monjes se acercaron al bailarín y coreógrafo Sidi Larbi Cherkaoui (1976) para que creara una pieza sobre ellos, con el fin de trasmitir una nueva imagen.
Este montaje vio la luz en el año 2008 y ha sido un éxito rotundo, y llega a Chile por primera vez durante la XIV versión del Festival Internacional Santiago a Mil, la pieza de danza contemporánea Sutra es interpretada por 16 monjes Shaolin; y se presentará en el Municipal de Santiago, junto a otras apuestas del festival, como el concierto Inti-Illimani Histórico – 50 Anni de Inti-Illimani Histórico, y las piezas de danza Blanche Neige (Blancanieves), de Angelin Preljocaj; y Gala, de Jérôme Bel.
Si queremos hablar de Sutra, tenemos que entender que es una palabra que significa un hilo que une las cosas y que se ha convertido tanto en una metáfora para cualquier conjunto de reglas y en un término con significado espiritual, ya que se utiliza para describir los sermones y prédicas de Buda. Desde este contexto es que el coreógrafo lleva al público a reflexionar sobre el oriente y occidente, el pasado y las raíces; sobre la existencia junto al cosmos, y las formas en que el cuerpo humano puede reinterpretar el espíritu.
Para realizar esta pieza Cherkaoui invitó al escultor y arquitecto Antony Gormley, y al compositor polaco Szymon Brzóska, una combinación definida como “un triunvirato de genios creativos”, por el sitio Londondance. El primero diseñó un conjunto de cajas de madera que desde la simplicidad cambian de forman, creando espacios múltiples como una prisión, una flor que se abre, un laberinto, un ataúd y tanto más, que dan la sensación de un rompecabezas. Mientras que el segundo compuso una pieza que da dinamismo, emoción y equilibrio a las diferentes escenas que se muestran.
“Para crear esta obra me inspiré en la interpretación del movimiento que hacen los monjes de Shaolin, la forma en que lo entienden, su completa identificación con los seres vivientes que los rodean, y esa incomparable habilidad que poseen para ‘convertirse’ en la esencia de un tigre, una grulla o una serpiente”, comentó Cherkaoui al medio danzaballet. “Quiero mostrarle a mi audiencia una faceta diferente del kung-fu”, agregó.
Inspiración
El Monasterio Shaolin fue declarado Patrimonio de la Humanidad el 31 de julio de 2010 como parte de la categoría Monumentos históricos de Dengfeng. Se encuentra en una montaña en la provincia de Henan y se mantiene con actividades desde hace más de 1.600 años. Sus habitantes son reconocidos por ser exponentes de élite del Kung-fu, y porque son declarados pacifistas, un sincretismo entre el sistema de lucha y la no violencia, y que se condice con la practicar desde la meditación.
Este sistema fue siempre atractivo para el coreógrafo Cherkaoui, quien desde niño sintió interés por las artes marciales cuando vio en acción a la estrella de cine Brucee Lee. Después comenzó a interiorizarse en esta práctica, hasta que llegó el encuentro con los monjes, cuando conoció otra realidad y se marchó a convivir con ellos durante meses. Con ellos trabajó y compartió, siempre adecuándose al ritmo de vida de los monjes. Allí nació este montaje, que lo ha llevado a ser reconocido como uno de los coreógrafos más importantes y destacados de su tiempo.
En la versión 2016 de Santiago a Mil, Cherkaoui llegó con un espectáculo llamado m¡longa, que nos transportaba a las noches de Buenos Aires, Argentina con el tango y la milonga. En esta oportunidad nos trasladamos a China, y no es al azar, ya que la constante búsqueda del coreógrafo por diferentes culturas responde a su origen, hijo de madre belga y padre marroquí, está en su adn seguir experimentando, ya que para él nada es absoluto.