Artistas chilenos reviven a los selk’nam en el Watermill Center de Nueva York
Por Karina Mondaca Cea
Sebastián Escalona y Josefina Dagorret se conocían desde hace tiempo cuando tomaron la decisión de crear juntos un proyecto único que uniera sus disciplinas. Él pintor, ella actriz, habían incursionado en las áreas del otro –Sebastián es director de arte en la compañía teatral La Niña Horrible–, lo que terminó por convencerlos de la necesidad de borrar los límites de las diferentes áreas y tomar un camino donde la dirección teatral no estuviera divorciada de la puesta en escena; sino que formaran parte de la misma cosa.
Juntos trabajaron en La pieza (2012), un montaje escrito por Gerardo Oettinger, donde se acercaron y se dieron cuenta que ambos artistas tenían “un feeling”, algo en común. “Yo soy pintor y sentía una frustración muy grande respecto a la academia, o a las líneas creativas, porque son súper precarias. Como que si uno es pintor, te tienes que morir pintor”, cuenta Sebastián, “pero yo tenía la inquietud de pololear con otras disciplinas, y por eso siempre realicé una búsqueda; entendiendo que otras líneas creativas también estaban agotadas: el teatro muy cansado, las artes visuales muy cansadas. Así que finalmente ganó la necesida d de fundar una poética propia, que es lo que queremos que defina un artista”. “En conjunto nos hemos ido fusionando y tratando de mezclar estas artes, no saturándolas individualmente; sino que creando una nueva cosa a partir de esta fusión”, agrega su compañera Josefina.