Brett Bailey y Macbeth: “Mi intención es hacer reaccionar”
Brett Bailey se describe como una persona comprometida que vive en África. A partir de esa premisa, el director y dramaturgo nacido en Sudáfrica en 1967, ha construido una trayectoria que se ha basado en la investigación de la historia y conflictos del periodo colonial y post colonial de su tierra. “Me preocupa lo que ocurre en el continente, y me enfurece cómo es retratado en los medios a nivel global y cómo el primer mundo hace caso omiso a su culpabilidad por muchos de los problemas en África”, explica el mismo director.
Como parte de esa línea de trabajo, la que ha desarrollado con la compañía Third World Bunfight desde 1997, ha creado impactantes proyectos que buscan revelar las relaciones históricas y contemporáneas entre África y el occidente. Así ha nacido Big Dada, Ipi Zombi, iMumbo Jumbo, Orfeus y Exhibit B, el cual formó parte del Festival Internacional Santiago a Mil 2015.
En este contexto aparece Macbeth, una respuesta de Brett Bailey a la invisibilización del conflicto que vive parte del continente africano. “Llevo años haciendo consciencia de la catástrofe en el Este del Congo, de su escala y complejidad. Me sorprende que tan pocas personas fuera de esa región sepan del tema. Como se sufre en una zona oscura de alguna parte de África Central (en vez de en Medio Oriente, por ejemplo) es prácticamente invisible”, explicó el director a Fundación Teatro a Mil. Así, y luego de dos versiones distintas en 2001 y 2007, el espectáculo llegará este 2015 a Santiago, como parte de la extensión del festival Internacional de Buenos Aires (FIBA) en Chile.
El punto de origen para este espectáculo fue la música, a la que el mismo Bailey considera como vital. “Mi cabeza es una rocola”, confiesa Bailey. “Para mí, la música expresa emoción, crea atmósfera, contiene al alma y transporta recuerdos de una forma que los textos y las imágenes no pueden hacerlo. Siempre trabajo con música: la uso para contar la historia, expresar un estado de ánimo, conducir la energía, para bañar mis escenas con luz, oscuridad y sombras, para mantener todo junto. No puedo imaginarme trabajando sin ella”.
Y la música no podía ser otra. Fascinado con la ópera creada por Giuseppe Verdi en 1847, el director eligió como escenario al Congo para situar esta sobrecogedora adaptación, donde un grupo de refugiados congoleses se encuentra con un camión lleno de partituras, vestuarios y discos gramofónicos del Macbeth de Verdi. “Amo esta ópera, amo esta música. Realmente quiero llevar a escena esta música”, dijo Bailey luego de su paso por el FIBA, donde sorprendió al mezclar la composición original con creativos arreglos realizados por el compositor belga Fabrizio Cassol, e interpretados por una orquesta de cámara de 12 músicos –la reconocida agrupación trans-balcánica No Borders Orchestra– y la voz privilegiada de 10 cantantes africanos, liderados por Owen Metsileng (Macbeth) y Nobulumko Mngxekeza (Lady Macbeth).
“Esta nueva interpretación es una performance audiovisual más matizada y concisa”, explica Bailey sobre la que es su tercera versión de Macbeth. Y agrega: “La hermosa música de Verdi ha sido reescrita para 12 músicos y 10 cantantes, y se centra específicamente en el corazón del horror que se vive en el Este de la República Democrática del Congo, un país llevado por la guerra, donde han muerto más personas que en ningún otro conflicto desde la Segunda Guerra Mundial. Ataca a las corporaciones multinacionales y a los gobiernos vecinos, que avivan el conflicto con sus demandas de minerales y territorio. El mensaje de fondo es expresar indignación frente a esta realidad que recibe muy escasa atención de los medios internacionales”.
Desde su estreno, la reinterpretación de la compañía Third World Bunfight sobre la obra de Shakespeare que habla sobre ambición, corrupción y la brujería, sólo ha sabido de buenos comentarios. Así lo dejó claro el diario británico The Telegraph cuando aseguró que “no se puede negar la fuerza y originalidad de esta extraordinaria apropiación del Macbeth de Verdi”.
En Argentina, hace un par de días, la reacción fue la misma. “Los espectadores que colmaron la sala del Teatro Colón aplaudieron con mucho fervor la versión de Macbeth de Verdi, que trajo la compañía sudafricana Third World Bunfight”, describió el periodista Carlos Pacheco del diario La Nación luego que el público bonaerense aplaudiera por cerca de 8 minutos al elenco. “El original está reducido y su síntesis es muy buena. La historia se traslada a una conflictiva zona africana de la que hasta los propios cantantes han debido emigrar a causa de diferentes guerras. Allí no sólo las tiranías parecen ser moneda corriente, sino también algunas empresas multinacionales que hacen estragos aprovechándose de las riquezas del lugar. Una creación sumamente intensa dirigida por Brett Bailey en la que la ópera se cruzó con el teatro y de una manera muy equilibrada”, continúa la crítica.
Por su parte, el crítico musical Federico Monjeau de El Clarín expresó que “esta realización, en cierta forma tan alejada de la tradición verdiana, alcanza momentos de una intensidad expresiva que no siempre se produce en una sala de ópera, como aquí se puso especialmente de manifiesto en la espectral y estremecedora representación del último acto”.
“Hemos tenido muy buenas críticas y creo que esa es la razón por la que estamos acá”, asumió Brett Bailey para La Nación antes de sus presentaciones en Buenos Aires. “Mi intención es hacer reaccionar, traer a la superficie temas que permanecen escondidos y cuestionar las agendas de la gente que tiene el poder. Vemos que la ópera puede ser utilizada con esos fines también, que no sea sólo un bello adorno. Espero que la gente sea capaz de conmoverse y llevarse algo más. Tiene un sabor africano muy fuerte, pero no de la manera que estamos acostumbrados y que muestran las postales de souvenirs de los aeropuertos”, agregó el director antes de aterrizar en Chile.