Cada minuto cuenta
En un pequeño camarín del Teatro Duoc Uc (Bellavista 0503. Providencia. Metro Salvador) cuatro actores se preparan. Se trata del elenco de Beben, la obra de Guillermo Calderón que se presenta por primera vez en Chile, bajo la dirección de Antonia Mendía, en el Ciclo Teatro Hoy.
Khaled Darwich, el único hombre del reparto, saca de su mochila un paquete con toallitas húmedas. “Las traje para que las usemos todos”, dice. Sus compañeras se lo agradecen mientras se miran al espejo, retocan el maquillaje y ordenan su vestuario. El silencio es el protagonista los minutos previos a cada función.
El grupo lleva casi un año ensayando juntos y están ansiosos porque quieren el mundo vea el montaje. “El trabajo lo completa el público, nosotros ya hicimos nuestra parte”, dice April Gregory, mientras esparce base sobre su cara y se acomoda el vestuario.
Sobre las formas de prepararse antes de una función, Khaled es el primero en tomar la palabra. “Nuestra cábala es comernos un italiano antes”, dice entre las risas de sus compañeras. Luego se pone serio y explica que “en enero hicimos seis funciones del proceso de esta obra y antes de eso hacíamos una hora de yoga. Yo creo que cuando se regule todo, después del estreno, lo vamos a retomar. Nunca lo hablamos, pero era un poco para acallar los cuerpos, porque esta es una obra de texto”.
Priscila Huaico, quien lideraba las sesiones de yoga que la compañía hacía durante el verano, explica que el montaje “requiere si o si algo previo a la función, porque te juro que se cruza un pensamiento que no tiene que ver con la obra o algo que no tiene que ver con el presente y blanco, ya pasó tu texto”.
Paloma Toral, se acuerda de lo que hicieron antes del preestreno. “Puede ser que yo lo describa mal pero era como invocar a los dioses del teatro. Ese fue nuestro ritual, hicimos un ejercicio físico e invocamos a los dioses del teatro, a los muertos del teatro”, dice.
La primera en salir del camarín y llegar al escenario es Paloma, quien comienza a hacer ejercicios vocales y de respiración. Poco a poco se le van sumando el resto de los actores. Se miran, repiten textos, ensayan frases y recorren el espacio.
Desde el fondo de la sala, Antonia Mendía -directora del montaje- prueba luces, les pregunta si están cómodos y les recuerda que si tienen frío pueden subir la temperatura de la estufa que está justo a un costado del escenario. Los actores se pasean y no hablan nada que no sea parte del texto. De aquí en adelante todo es Beben.