Compañía de teatro de la AFEP: “Queremos mostrar el arte comprometido con los derechos humanos”
“Yo creo que lo que une al grupo es la memoria y el compañerismo. Independiente de nuestra edad e historias personales, hay una especie de consciencia y respecto profundo por la historia de la Afep, y por quienes son familiares de algún ejecutado político”, dice Danay Tardon, una de las actrices más jóvenes de la compañía de teatro de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Afep.
Danay tiene sólo 24 años y como muchos integrantes de esta compañía teatral, llegó luego de participar en los Coros Ciudadanos del GAM, en obras como Violeta Ciudadana (2017) y La Carta (2018), ambas dirigidas por los hermanos Gopal y Visnu Ibarra: “Estábamos terminando las funciones de La Carta y Claudio Ibarra −que hoy es el director de la compañía de teatro de la Afep− percibió el compañerismo y respeto por la memoria que varios de nosotros sentíamos, entonces ahí fue cuando nos convocó para montar este texto que, además, estaba basado en la historia real de un exiliado en Canadá: el escrito Hugo Cerpa”, relata Danay a pocos días de estrenar en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
Lo mismo recuerda Claudio Ibarra, quien además de encabezar el proyecto teatral de la Afep, es padre de Gopal y Visnu Ibarra, ambos artistas creadores de los Coros Ciudadanos: “Me sorprendí con la respuesta que tuve de parte de todo el elenco. Más allá de la historia personal o la edad de cada uno, todos están muy compenetrados con los temas de derechos humanos, e inmediatamente aceptaron participar de este proyecto”.
En términos etarios, agrega su director, el grupo de teatro de la Afep es diverso. “El mayor soy yo que tengo 70, y el menor tiene 25. Incluso hay una matrona y una persona que arregla ropa. Lo importante es que más allá de nuestra formación y vivencias, nos mueve la necesidad de mostrar un arte comprometido con los derechos humanos”.
Ese compromiso, cuenta su director, los ha mantenido ensayando incansablemente para el estreno en el Museo: “mostrar en este espacio nuestro trabajo es como hacer la función en la casa, con nuestra gente. Nos sentimos muy apoyados por la agrupación y el lugar, eso ha sido fundamental”.
La obra Entre el Mapocho y el Bow River retrata el exilio a través de la historia de una pareja que debe abandonar Chile para llegar a una tierra desconocida, un territorio en el que sufren y desde el que mantienen constantemente las esperanzas de volver.
“La historia nos lleva a revisar el flagelo del exilio. A mirar la vida de quienes tuvieron que salir del país a la fuerza. Es algo muy fuerte porque en alguna medida es estar vivos y muertos al mismo tiempo, porque se está lejos de todo. Pero además es una obra que habla de sacar fuerza de la flaqueza, de los chilenos que, a pesar de todo, lograron sobrevivir a esta experiencia”, cuenta Claudio Ibarra, quien además de dirigir, forma parte del elenco de este montaje.
“Son dos miradas del exilio”, dice Danay Tardon, y agrega que quienes asistan a la función van a poder sentir el desencanto que muchos exiliados experimentaron a su regreso: “en parte también se habla de las promesas rotas que tuvieron que enfrentar al volver a Chile”.
Para Danay, la importancia de la obra también reside en la manera en que el teatro se hace cargo de su historia y contexto: “Yo creo que el teatro ha indagado mucho en lo que es la dictadura en Chile, pero no lo suficiente en el exilio, y eso nos parece interesante porque además el montaje está basado en las propias vivencias de su autor, Hugo Cerpa”.
El grupo de teatro de la Afep comienza sus primeras incursiones en escena el año 2012. Bajo el nombre de La Ejecutada, por esos años buscaban reactivar temáticas de memoria a través del teatro. Fue así como de ese periodo surgió Historias de un galpón abandonado, obra escrita y dirigida por Ramón Griffero en 1984, y que junto a la AFEP volvió a los escenarios el año 2012 bajo la dirección de los hermanos Ibarra.
En esos tiempos la agrupación de actores de la AFEP declaraba hacer teatro como una forma de generar un nuevo espacio de lucha y organización, un objetivo que para su director actual subsiste hasta hoy incluso con más fuerza: “Para nosotros sigue siendo muy importante la compañía porque es una forma más de resistencia. El arte es capaz de impactar mucho más profundo que cualquier otra arma, es nuestro medio de lucha”.
Cuando se remonta a los inicios de la compañía de teatro de la Afep, Claudio Ibarra recuerda que fue la necesidad imperiosa por hacer arte lo que impulsó el trabajo: ” Nos inspiró un poco lo que tenía la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos con la cueca sola, y como los hermanos Ibarra estaban en el teatro, eran actores, se terminó haciendo teatro. Primero creamos el departamento de cultura de la Afep, y más tarde el taller de teatro, así partió todo”.
Y en el tiempo, concluye, han logrado mantener viva esa primera necesidad que los impulsó a hacer teatro en 2012: “básicamente seguimos comprometidos con los derechos humanos, esa es el alma de la compañía y de la agrupación, expresar la vigencia de estos temas a través del teatro, ese es nuestro pilar fundamental”, dice su director.
Entre el Mapocho y el Bow River se presentará el sábado 1 de septiembre a las 19:00 horas en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Matucana 501, metro Quinta Normal.
Reservas a claudioifernando69@hotmail.com