Metodología CECREA fue parte del programa Pequeñas Audiencias en LAB Escénico 2018
Por Daniela González A.
Experiencias libres, con un enfoque de derechos, que fomenten la creatividad. De eso se trata el Cecrea: un modelo educativo implementado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes que está presente en las 15 regiones de Chile y que está revolucionando a niños, niñas y jóvenes de 7 a 19 años.
Afuera hay exceso de sol y adentro, en un pequeño estudio de radio con aire acondicionado y paredes acolchadas, cuatro niños y una niña se acomodan los audífonos y practican frente al micrófono. Edad promedio: 11. Ya han grabado cápsulas antes, pero esta es la primera vez que transmiten un programa radial por streaming, a través del Facebook de Cecrea:
—Hola amigos y amigas, hoy día estamos grabando en vivo y quiero hacer unas preguntas a mis compañeros. Como por ejemplo: ¿Qué es el Cecrea?—, lanza Camilo, de 13 años.
El resto del panel responde: “El Cecrea es donde los niños tienen opinión; y no es una escuela, es un laboratorio”. “Es donde los niños se pueden expresar, jugar, bailar, lo pueden pasar siempre bien”. “Y tener amigos”. “Acá, todo lo valoran”. Lo han traducido perfecto. Cecrea −centros de creación− precisamente busca desarrollar procesos creativos de aprendizaje. “Se promueve que indaguen, experimenten, jueguen, conversen, imaginen y creen, ejerciendo sus derechos”, señala Daniela Campos, Secretaria Ejecutiva de Cecrea.
Esta es una medida presidencial implementada paulatinamente hace dos años, y que hoy tiene una sede en cada región. Ana Arriagada, directora regional del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, explica que este programa −iniciativa de quien fuera ministra presidenta del CNCA, Claudia Barattini− surgió como respuesta al informe PISA 2014, que señaló a Chile bajo el promedio de los países de la OCDE en la creatividad de los jóvenes al momento de resolver problemas. Así, tras un proceso colaborativo en cuyo diseño participó, entre otros, el biólogo y Premio Nacional de Ciencias Humberto Maturana, se ideó este modelo educativo –inspirado en esquemas nórdicos– que fomenta la experimentación libre, donde gracias al error se desarrolla el pensamiento crítico. Y siempre desde una perspectiva de promoción y ejercicio de sus derechos. Que los niños sean reconocidos como ciudadanos.
Victoria, de 12 años, se para frente a la cámara y habla con desplante sobre los inmigrantes. Detrás de ella hay un fondo que fue elaborado artesanalmente, con decenas de post it de colores. Está en el estudio de youtubers, ubicado en uno de los containers que componen el Cecrea San Joaquín, el cual cuenta –después de un año de funcionamiento– con 230 inscritos.
Victoria está comentando que la gente trata distinto a los inmigrantes según sean europeos o latinos, que se les juzga por el aspecto. Y agrega: “Es bueno que haya inmigrantes, aportan a la cultura, ya que Chile es un país muy cerrado de mente y aislado”. Tras la cámara está Marcelo del Campo, cineasta y facilitador del Cecrea: porque en este modelo no se les llama profesores, no hay adultos que develen una verdad. “Se pone como prioridad los derechos, los intereses y las voces de ellos. Nosotros no somos sabelotodos que dictaminamos una verdad, les preguntamos cuáles son sus verdades. Lo medular es escuchar”, dice Marcelo.
El Cecrea funciona con laboratorios y proyectos, que van variando. Actualmente está vigente el de comunicaciones, que mezcla radio y youtubers, en el cual realizan, editan y suben audios y videos con opiniones sobre los temas que ellos mismos plantean. También hay uno de murales y esténcil; de intervenciones urbanas lúdicas; de robótica con legos; de reciclaje y huerto; y otro de memoria. Todos están orientados a las áreas que Cecrea aborda: arte, ciencia, tecnología y sustentabilidad, y fueron ideados a partir de una Escucha, actividad medular en la que se recogen impresiones y emociones de todos los participantes.
Otro de los objetivos es generar una comunidad de aprendizaje: entre facilitadores, equipo y todos quienes estén interesados en su metodología. David Barra, facilitador, quien es profesor de profesión, comenta: “Todo lo que he aprendido acá –cómo escuchar o cómo codiseñar con ellos su propio aprendizaje− lo he utilizado en el colegio donde trabajo, y con genuinos y muy buenos resultados”, finaliza.