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Producción escénica: verdades y mitos sobre uno de los oficios más importantes del teatro


Producción escénica: verdades y mitos sobre uno de los oficios más importantes del teatro

Desde diseñar y planificar, hasta publicitar y administrar los recursos de una puesta en escena. Si bien las definiciones para la producción teatral son variadas, en el último tiempo se ha buscado potenciar su especialización. ¿Qué rol cumple el productor? ¿Se debe profesionalizar este oficio? Expertos en la materia responden.

Por Claudia Rojas

Antonino Pirozzi hace un esfuerzo por volver atrás y recordar dónde y por qué se generó su interés por el teatro. “Fue casi una cuestión azarosa”, dice, mientras enumera las distintas actividades que ha realizado. Cuenta que después de actuar, diseñar y dirigir, en 1975 se concentró en la producción. “Me di cuenta que había muy poca gente que se dedicara a esto”, recuerda.

Según Antonino, actual director académico del Diplomado en Producción de Proyectos Escénicos de la Universidad Finis Terrae, en los años 70’ encontrar a personas que ejercieran la producción era bastante complejo. “Prácticamente no había textos donde uno pudiera comprobar lo que estaba haciendo”, cuenta este arquitecto, gestor cultural y docente universitario que ha orientado su carrera a impartir cursos de pre y postgrado en torno a este área.

Cuarenta años después de su incursión, el panorama para los productores en Chile se ha despejado, aunque aún está lejos de países como Argentina y España, donde se ha formalizado considerablemente.

¿Qué rol cumple el productor?

La definición clásica de teatro lo cierra a “la rama de las artes escénicas relacionada con la actuación”. Para Pirozzi, la esencia del teatro está en lo colectivo. “El actor es sólo una de las partes que van a jugar en este partido”, explica. Y así como es fundamental el director, el dramaturgo y el diseñador, también lo es el productor. Entonces, ¿por qué el desconocimiento sobre su trabajo? La principal causa sería que su función se asocia con ser “un conseguidor de cosas. Y dentro de esas cosas, se cree que lo más importante para llevar a cabo un proyecto escénico es contar con dinero. Un productor, como yo lo concibo, es un diseñador de un plan de acción, más que un conseguidor de auspicios”.

En la misma línea, la productora a cargo de cuatro ediciones de la desaparecida Yein Fonda del grupo Los Tres, y de destacadas compañías como Teatro del Silencio, Gran Circo Teatro y La Gran Reyneta, Lorena Ojeda, argumenta que “si bien la producción escénica siempre ha estado vinculada a la creación, hace 10 años que se destaca como un rol de vital importancia en un proceso creativo, que permite al director y actores dedicarse a lo que los involucra a ellos, dejando en manos del productor la ejecución de todos los otros procesos”.

Al igual que Pirozzi, Lorena Ojeda empezó a trabajar en teatro en otras áreas, y finalmente optó por la producción. Hoy, su principal función es la “planificación que llevará a un resultado óptimo  frente a los creadores y, muy especialmente, frente a los espectadores”. Sin embargo, advierte Pirozzi “ahora hay personas que perfectamente pueden elaborar un buen plan de producción y luego se lo puede delegar a un equipo de producción ejecutiva. Pero esto se va a ir perfilando y concretando a medida que se vaya profesionalizando el oficio. Por ahora, la mayoría de los productores hacemos el camino completo”.

Profesionalización y alternativas

La formación teatral en universidades, institutos y escuelas se centra en la actuación más que en la dirección, la dramaturgia y la producción. Pirozzi y Ojeda coinciden en que es primordial tener formación previa para desempeñar el rol de productor, pero se inclinan más por que los estudiantes reciban una especialización más que crear una carrera nueva.

“Hasta ahora, los cursos de producción que se dictan son complementarios. O hay muy poco tiempo, o no hay profesores capacitados, o la visión de la producción no es más que saber llenar bien el formulario de FONDART”, explica el docente. “Estamos recién comenzando a preocuparnos de la formación profesional en estos términos. Prueba de ello es que el grado que yo dirijo es el primer curso de postítulo que se dicta en estas materias”. Desde 2014, este diplomado pretende capacitar en la planificación, diseño y evaluación de un proyecto y su futura incorporación al mercado cultural, bajo un formato teórico-práctico. En paralelo, existen otras alternativas.

Paula González es coordinadora de la Unidad de Mediación del Centro Cultural GAM, donde está a cargo desde 2014 del Taller de Jóvenes Productores. Se trata de un espacio gratuito que busca promover la participación de personas entre 17 y 25 años en actividades culturales, entregándoles herramientas para el futuro desarrollo de proyectos. Su creación se forjó gracias a un importante “nicho de público joven deseoso e interesado en contar con mayor información y formación sobre producción cultural”, recuerda González.

El progreso de las personas luego de pasar por el taller es significativo en términos de continuidad en el rubro, inserción laboral y gestión de actividades. “La gente que estudia carreras como Literatura o Antropología puede ser un tremendo aporte a la producción. También hay carreras técnicas de producción de eventos, donde uno puede después encaminarse a la producción cultural. También el cine como carrera tiene un fuerte componente en la producción. Idealmente, un adolescente que se sienta atraído por la producción teatral debería poder acceder a una carrera técnica o un pregrado especifico del tema”, opina la coordinadora de GAM.

Por su parte, Lorena Ojeda realizará el curso de Producción Escénica del Taller Siglo XX del 23 de septiembre al 9 de diciembre. Se trata de otra posibilidad para quienes deseen formarse como productores. “La teoría aplicada en una sala de clases puede ser maravillosa, puedo trasmitir mis conocimientos, pero ninguna experiencia es igual a otra”, explica Ojeda.

 

Foto: Taller de Jóvenes Productores – Centro GAM.
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