Sydney Dance Company: “Cada joven debería experimentar la danza contemporánea al menos una vez durante su niñez”
Desde su creación en 1969, a cargo de la bailarina Suzanne Musitz, la Sydney Dance Company y sus integrantes han trabajado por difundir la danza contemporánea de su país. A través de una propuesta creativa que se caracteriza por recorrer nuevos lenguajes, la agrupación ha cosechado aplausos y buenas críticas en escenarios nacionales como internacionales, y el próximo 2, 3 y 4 de mayo lo harán en Santiago con las funciones de su espectáculo Interplay.
Pero la compañía decidió ir más allá de sólo mostrar su trabajo, y con el objetivo de llegar a la comunidad para proporcionar experiencias de calidad relacionadas a la danza, y en particular la danza contemporánea, es que en 1979 sus profesionales comenzaron a impartir clases abiertas para adultos y programas de verano para niños y jóvenes de 8 a 18 años. “Aprender y apreciar la danza permite desarrollar herramientas claves, como la colaboración, la resolución de problemas, el trabajo en equipo y la imaginación”, comenta Julie Clark, publicista de Syndey Dance Company. “También es una opción entretenida para que los niños se mantengan activos a través del movimiento”, agrega la profesional.
Con el pasar de los años, y aprovechando que las artes creativas forman parte importante del currículum escolar en Australia -por lo que los estudiantes son introducidos a la danza a edad temprana-, la compañía continuó sumando más y más iniciativas que pudieran acercar al público a esta disciplina. “Estudios de la Facultad de Educación y Trabajo Social de la Universidad de Sydney, junto con el Consejo de Artes de Australia, han comprobado que los estudiantes que están involucrados con el arte tienen una mayor motivación en el colegio, más compromiso en sus clases, además de mejor autoestima y satisfacción con las vidas que llevan”, vuelve a explicar Julie Clark.
Así, en 2011 iniciaron programas educativos para más de 11 mil estudiantes, incluyendo clases matutinas y workshops dentro de los colegios; mientras que en 2014 la Sydney Dance Company fue acreditada para impartir un curso pre-profesional para aspirantes de la danza, quienes durante un año tendrían la oportunidad de perfeccionarse con algunos de los bailarines y docentes más importantes del país. También existen clases para adultos y mayores de edad: “Junto con los beneficios generales de salud, bailar puede ayudar a reducer las lesions en la gente mayor, aumentando la fuerza y el equilibrio, y previniendo caídas. También ayuda a la habilidad cognitiva, y es una actividad social y creativamente entretenida”, asegura Julie Clark.
Actualmente, Sydney Dance Company cuenta con The Wharf, un espacio ubicado en la Bahía Walsh de Sydney que está especialmente dedicado a sus actividades de formación, donde se realizan más de 70 clases de danza por semana, las que incluyen estilos como ballet, danza contemporánea, jazz, hip hop y Zumba. Con más de 68 mil asistentes al año, cada una de las clases es financiada por los mismos asistentes (los que pagan aproximadamente $12.000 por cita), mientras que las iniciativas en las escuelas se logran mediante el apoyo del gobierno y actividades de recaudación de fondos o patrocinios de algunas instituciones.
La huella que dejarán en Chile
En nuestro país, la compañía también realizará actividades formativas durante su paso por Santiago, gracias al trabajo del departamento de Educación y Comunidad de Fundación Teatro a Mil. Para ello, ya se prepara un ensayo abierto dirigido a grupos de danza y asociaciones artísticas de diferentes comunas de Santiago (lunes 2 de mayo), un diálogo post función para todo el público (martes 3) y un workshop para bailarines profesionales y estudiantes de danza (miércoles 4), cuya convocatoria está abierta hasta el viernes 29 de abril.
Pero además, antes de su llegada a tierras nacionales, Rafael Bonachela, Director Artístico de Sydney Dance Company, quiso enviar un mensaje a los chilenos luego de enterarse de la campaña #TeatroEnLaEducación. La iniciativa de la que también forma Fundación Teatro a Mil, sueña con incluir las artes escénicas como el teatro, la danza y el circo en el programa educacional del gobierno, como material obligatoria:
“Siento que es una iniciativa maravillosa. En nuestra compañía tenemos la visión de que cada joven en Australia debería tener la posibilidad de vivir la experiencia de la danza contemporánea, al menos una vez durante su niñez. Creemos que esto puede traer muchos beneficios culturales y educacionales.
En Australia, la Oficina de Estadísticas reportó en 2012 que más de un tercio de los niños de entre 5 y 14 años, ha formado parte de al menos una actividad cultural fuera de las horas del colegio (ya sea tocando un instrumento musical, cantando, bailando, actuando o realizando manualidades), y la danza es la actividad más popular entre las niñas. ¡Pero queremos ser más! Sé el gran impacto que provocó el que yo participara de clases de danza cuando fui un niño, y quiero apoyar a la próxima generación de jóvenes a que descubran su creatividad.
Hacerse parte de la danza puede tener increíbles beneficios físicos y puede motivar a que los jóvenes sean sanos. Realmente puede ayudar con las herramientas creativas, incluyendo la resolución de problemas y tener pensamiento creativo. También es muy beneficioso para aumentar el trabajo en equipo y la autoestima.
Cualquier cosa que mueva las barreras del observar al participar en las performances artísticas, es una gran iniciativa. ¡Les deseo un gran éxito en Chile!”.