Tim Robbins: “El teatro es una parte vital de nuestro diálogo cultural”
Por Evelyn Erlij y Lorena Caimanque
Cuando Tim Robbins (California, 1958) recibió el Oscar a Mejor actor de reparto por Río místico, en 2004, en su discurso agradeció a las personas más importantes de su vida —su entonces mujer, Susan Sarandon; sus hijos, sus colegas—, pero además hizo una mención especial a su proyecto más querido. “A The Actors’ Gang, que está en Nueva York montando la obra Embedded: muchísimas gracias por apoyarme y aguantar que esté aquí hoy”. Catorce años más tarde, y a poco tiempo de viajar a Chile para participar en Santiago a Mil 2019, cuenta desde Estados Unidos que haber creado esta “pandilla” a fines de los años 80 sigue siendo su satisfacción profesional más grande: “Mantener una compañía de teatro sin fines de lucro durante 37 años no es fácil, pero estoy orgulloso de que hayamos sobrevivido y de que continuemos viajando alrededor del mundo con nuestras historias. Me enorgullece haber logrado suficiente libertad personal para continuar contando las historias que quiero contar”.
Robbins es conocido en el mundo entero como uno de los grandes actores de Hollywood por su participación en películas como Jungle Fever (1991), de Spike Lee, Vidas cruzadas (1993), de Robert Altman, El gran salto (1994), de Joel e Ethan Coen, Alta fidelidad (2000), de Stephen Frears, y La guerra de los mundos (2005), de Steven Spielberg; pero su importancia en el mundo del espectáculo va mucho más allá de sus apariciones en la pantalla. Además de director de cine —fue nominado a un Oscar por Dead Man Walking (1995), en la que dirigió a Sean Penn y Susan Sarandon—, Robbins lleva más de cuatro décadas trabajando en teatro como director, dramaturgo y actor, una pasión que comenzó cuando era niño.
“Mi primera inspiración para convertirme en actor fue ver a mi padre en el escenario con su grupo de música folk The Highwaymen. Además, mis hermanas trabajaban en un teatro de vanguardia muy innovador a comienzos de los años 70 llamado Theather for the New York City, y empecé como encargado de los focos y ayudando ahí antes de convertirme en actor, cuando tenía 13 años”, explica el director de The New Colossus, obra que traerá a Chile junto a su compañía The Actors’ Gang, la que comenzó como un grupo de “punk rockers” algo anarquistas y amantes del teatro, según cuenta; con la que ha montado una veintena de piezas, y por la que han pasado importantes actores, como John Cusack y Helen Hunt.
The New Colossus (que se presentará el 15 y 19 de enero en Santiago y Concepción, respectivamente) es una buena muestra de lo que han sido históricamente sus trabajos: piezas de teatro con un fuerte sello político y gran conciencia social. En el montaje, abordan el drama de la inmigración y los refugiados, inspirados en la catástrofe dejada por la guerra en Siria, considerada la crisis humanitaria más grande del siglo XXI. Aunque fue ideada en la época en que Barack Obama era presidente de Estados Unidos, la obra cobró una importancia aún mayor con la llegada de Donald Trump al poder.
“Estamos en un momento vergonzoso de nuestra historia —opina—. El hijo de un inmigrante (Trump) ha elegido apelar a lo más bajo y vil de nuestra naturaleza al demonizar a gente que viaja hacia Estados Unidos escapando de situaciones peligrosas e insanas en su tierra natal. Una nación cristiana compasiva respondería con simpatía y encontraría formas de ayudar a esos refugiados. Todavía hay millones de estadounidenses que honran las palabras de Emma Lazarus en su poema The New Colossus (inscrito a los pies de la Estatua de la Libertad). Estados Unidos se ha convertido en la nación que es gracias a sus inmigrantes. Las suyas son historias de valentía, nobleza y fuerza. Retratarlos de otra forma por razones políticas cínicas es irresponsable, poco estadounidense e inmoral.
—Mi familia es descendiente de uno de los primeros colonos de Massachusetts en la década de 1640, John Robbins. Los Robbins terminaron viajando en carretas cubiertas y fueron pioneros en la zona oeste del estado de Washington. La familia de mi madre venía del sur: Kentucky, Mississippi, Missouri. Todos mis abuelos terminaron en California, que es donde mis padres se conocieron.
—Trabajamos con cuatro estados emotivos: felicidad, tristeza, ira y miedo. Esperamos inspirar esas emociones en el público chileno. Una de las dichas de hacer giras por el mundo es ver cómo nuestro estilo de teatro puede trascender los idiomas. La emoción cruda expresada de una forma urgente y verdadera puede narrar una historia hermosa sin importar el idioma. Contamos con traducción mediante subtítulos, pero más allá de eso, es tan emocionante ver al público entregarse y sentirse conmovido por el viaje emotivo que atraviesan los personajes.
—Del mundo. De las noticias. O, mejor, de lo que no ha sido cubierto por los medios o ha sido distorsionado por ellos. Tratamos de crear obras que reflejen las preocupaciones y las voces no escuchadas de nuestras audiencias. Actores y artistas están aquí para echar luces sobre la empatía y las emociones que existen en todos nosotros; para recordarle a la gente lo que significa ser humano.
—Georges Bigot, un actor del que aprendí muchísimo en 1984. Ver un montaje de (el director teatral rumano) Andrei Serban en el Central Park de Nueva York cuando tenía 14 años cambió mi perspectiva de lo que el teatro puede ser. También ver v(la película) Nashville, de Robert Altman, cuando tenía 17 años, porque me hizo pensar en el cine desde una perspectiva totalmente diferente. He tenido una suerte increíble al tener como amigos a grandes artistas que han influido en mi forma de ver el mundo y me han impulsado a buscar dentro de mí y a continuar luchando cuando los obstáculos se presentan; artistas como Altman, Harry Belafonte, Gore Vidal, Bruce Springsteen, Kurt Vonnegut, Pete Seeger, Johnny Cash y Jackson Browne.
—Puede ser una distracción benigna o una parte vital de nuestro diálogo cultural. En teatro en vivo es uno de los últimos lugares del planeta en el que nos podemos sentar en un lugar oscuro con los celulares apagados y ser testigos de una transformación no sólo en el escenario, sino también en nuestros corazones y mentes.
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The New Colossus se presentará en el Teatro Municipal de Las Condes (Santiago) el 15 de enero a las 20.00h (compra tus entradas aquí) y el 19 de enero en el Teatro Regional del Biobío (Concepción) a las 21.00h. Un diálogo con el director tendrá lugar después de la función de Santiago.
Además, se realizarán dos tres funciones gratuitas: el 12 de enero a las 21.00h en Teatro Municipal de San Joaquín, y 13 de enero a las 16.00h y a las 21.00h en Teatro Municipal de San Joaquín.