BP.15: La performance se pone de pie en Argentina
Corría 1963 y Marta Minujin, hoy toda una personalidad pop del arte contemporáneo, luchaba por liberarse de las amarras que la ataban a su obra. La figura no era metafórica: en un terreno baldío de París, el artista búlgaro Christo la tenía enlazada a una de sus piezas y, mientras ella se liberaba, un sujeto disfrazado de verdugo destruía cada una de sus obras en exposición. Una vez desatada roció todas sus creaciones con gasolina y les prendió fuego. Luego liberó 500 pájaros y 100 conejos.
Esa acción, titulada “La Destrucción”, fue la primera performance realizada por la artista y todo un hito dentro una trayectoria marcada por llamativas obras de este tipo. A los 72 años, Minujín es una de las cartas fuertes de BP.15, la Primera Bienal de Performance de Argentina, que se realizará entre el 27 de abril y 7 de junio en las ciudades de Buenos Aires, Mar del Plata, Neuquén y San Juan.
Minujín es quizá la seleccionada argentina más conocida, pero más allá de las fronteras de ese país, el cartel de BP.15 reúne a algunas de las figuras de la performance más conocidas del mundo, entre ellas, la serbia Marina Abramović, la francesa Sophie Calle, la cubana Tania Bruguera (hasta el momento en espera de recuperar su visa para poder viajar) y la estadounidense Laurie Anderson.
“Esta bienal la vimos como una necesidad de época”, explica Graciela Casabé, directora de BP.15 y quien durante años estuvo a cargo del Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires (FIBA). Junto a un consejo consultivo, realizó la selección de artistas para esta primera versión. “Nos encontramos con artistas provenientes de distintas disciplinas, que estaban interesados en experimentar y en cruzar las barreras. Y la performance invita justamente a eso”. Así, a los artistas reconocidos, se suman creadores como Martín Sastre, director y artista uruguayo, Liu Bolin, escultor y fotógrafo chino, y Gabo Ferro, cantante y compositor de música popular argentina, entre otros.
Acciones en la era Facebook
Definida por la Bienal como cualquier expresión artística “centrada en el uso del cuerpo”, la performance hoy vive un nuevo impulso tras su momento peak durante la década del 60 y 70. Si entonces buscó renovar el arte, hoy vuelve a llamar la atención en formatos insospechados como vídeos, comerciales y documentales, que son responsables de su difusión entre un público nuevo y más joven.
La misma Marina Abramović se convirtió en fenómeno viral en redes sociales con el documental para su retrospectiva “The Artist is Present”, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Ella misma se ha aliado con marcas como Adidas y con figuras de la entretención como Lady Gaga para realizar acciones de arte que, a la vez, podrían ser consideradas marketing comercial.
Es algo que a Casabé le despierta curiosidad, más que prejuicios. “Siempre es interesante cuando las expresiones artísticas llegan a nuevos públicos más amplios”, dice. “Es también un desafío para los artistas el llegar más allá del alcance de unos pocos entendidos y popularizar su arte. Las alianzas de Abramović, por ejemplo, no le borran su respetada trayectoria. Tampoco le bajan el nivel y la calidad a su nueva producción”.
Aquí, ahora
¿Por qué vuelve hoy la performance? ¿Qué significa este regreso a la popularidad después de casi medio siglo? “Creo que se viven tiempos diferentes a los de entonces”, explica Casabé. Pero reconoce un punto en común: son tiempos de cambios. “Vivimos reordenamientos sociopolíticos y económicos. En Latinoamérica por lo menos así vivimos estos últimos tiempos. Estos cambios inevitablemente se trasladan a las artes”.
En un mundo en que todo se puede reproducir, la singularidad de la performance en una característica esencial. Se trata de un acto determinado por un momento y un lugar específico, convirtiéndolo en una obra única e irrepetible. En esa línea, BP.15 ha invitado a los artistas a realizar obras inéditas, pensadas específicamente para el público de Argentina.
“La Bienal promueve la experiencia en vivo”, asegura Casabé, pero reconoce que hoy existen otras formas. “Seguramente la performance cambió, todo cambia. La variedad de formatos, el lugar del público, el lugar del artista. Nuestra idea es que el público acceda al vivo, pero contaremos con un registro de las distintas acciones para quienes no la pueden presenciar. Sin duda, la Bienal resultará un buen panorama para ver cuánto ha cambiado la performance”.
Todas las performances, los encuentros con los artistas y las múltiples actividades educativas de la Bienal son gratuitos. Abramović no tiene agendado una performance, pero sí ofrecerá un workshop de su “método Abramović”, en donde difumina los límites entre el observador y el observado. Sophie Calle realizará una serie de performances, mientras que Laurie Anderson montará la obra El lenguaje del futuro, en el Teatro Ópera de Buenos Aires. Este último, el único espectáculo pagado de la Bienal, que en total ofrece 42 días de presentaciones irrepetibles.
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